17/10/08

Otra batalla

Aunque la tarde estaba muy buena, como iba sola, no fui temprano. Cuando lo preparé y me metí en el picadero, ya me di cuenta de la que me tenía preparada. Empezamos a galopar y en la primera media vuelta, se me fue a la esquina y se paró, enfado patadita y vuelta a empezar para que me hiciera varias veces lo mismo. Además que se pega de tal manera a las barras del picadero, que tengo que tener cuidado porque me va a aplastar una pierna contra ellas. Me había puesto unas espuelas para no tener que trabajar tanto con las piernas y para llevarlo más despierto, aunque como son las inglesas que es sólo una bola, pues no me hacía ni caso. Después de enseñarle la fusta y de demostrarle que no iba a poder conmigo, dio un par de vueltas bien. Así lo dejé y nos fuimos a la calle pero en vez de coger a la derecha, que es el camino que tomo para dar la vuelta al circuito, tiré a la izquierda. Parece que no tenía muchas ganas de pelea después de la del picadero. Llegamos al río que tenemos que pasar por el puente y ese me lo pasó, a una especie de trotecito cochinero pero no lo paré porque de por sí, ya lo pasa con mucho miedo y yo también por los coches que circulan por allí y no quería correr riesgo. Bajamos la vereda y nos metemos en el carril que nos lleva al campo. Parecía animado, no iba muy mal del todo, aunque haciéndose el remolón y no queriendo prestar mucha atención. Fuimos más o menos bien todo el camino. Es el de la cañada que lleva al cortijo del Jaramillo. Según íbamos acercándonos a la primera angarilla, se iba calentando y es que por ahí algunas veces hemos galopado pero yendo con él sola y con el problema de las manos, no me atrevo y el cada vez más pesado recalentándose solo. Llegamos a la angarilla y en vez de volver por el mismo camino, lo hice rodeando la plantación de aguacates, que tiene un par de montecitos buenos para que trabajara un poco pero una vez, se arrancó por ahí llevando un bocado pequeño y no lo pude parar hasta que él no quiso y cada vez que llega allí quiere hacerme lo mismo. Así que me dio la grande. Para colmo, veo de lejos un grupo de jinetes que me saludan (es un grito más o menos Laaaa, que significa Pilar) era Ismael con unos amigos, devolví el saludo (También a lo campero porque yo siempre me pongo a la altura de las circunstancias) y seguimos. Ya era cuando no había forma de gobernarlo. Asustándose de los ruidos que hacían los peces al saltar en el agua, mirando todos los arbustos y el remate, es que nos cruzamos con un chico que iba corriendo y se echó para un lado con una brusquedad que el no suele tener. Ahí fue cuando ya no pude más. Me agarré como pude y le di varias patadas ( ya ves la fuerza que yo puedo tener) y con la fusta también le pegué. Tuve que agarrar las riendas con las dos manos para tenerlo parado y le dije a gritos, aunque te parta la boca, tu no te mueves. Parece que se sometió pero este animal (no sé los otros) aparte de sus cosas que te hacen, luego es muy sentido y está acostumbrado que lo mime, le hable y le cante. Así que iba nerviosito perdido, sudando y sin dejar de mirarme asustado, hasta que le dije, bueno ya está, ya somos amigos ¿vale? Tu vas a ser bueno que yo te quiero mucho. Parecerá tonto pero cambió su talante. En el camino, nos encontramos, con Nicolás el veterinario, me dijo que le encontraba muy bien las heridas para lo que se había hecho y que cuando lo iba a llevar a Vejer. Me da mucha pena de hacerlo pero sé que no hay más remedio y más ahora que no lo monto todos los días. Pasamos el río por el puente que tanto miedo le da, está vez sin trotar aunque mirando para abajo y nervioso perdido. En cuando salimos de el, ya se puso normal. Llegamos a la cuadra y todavía iba sudando. Le di un buen baño y a su box con su regalo de zanahorias, como siempre, lo haya hecho bien o mal. No puedo evitarlo, me da mucha lastima.

1 comentario:

Bruja dijo...

Bueno Pili ya lo he leido todo, y que no te preocupes, esto que cuentas lo hacen todos cuando llevan sin salir y ademas estan fuertes de eso precisamente y comer bien, se desaconstumbran de los sitios por donde han pasado mil veces, se asustan de tonterias que jamas se asustaron, resoplan se ponen nerviosos por nada y sudan como cochinos, no pasa nada es el habito de trabajo que se lo han perdido, y ademas como lo pierden se creen que pueden hacer lo que les da la gana hasta que les demuestras que no.

Lo que dices que te enfadas con el y le gritas y se pone nervioso y luego le hablas de nuevo para ser amigos, tambien es normal y tambien lo hacen todos, sobre todo los que tienen un solo dueño (no los del picadero) que estan acostumbrados a una sola voz, es el tono de voz el que entienden y muy bien, a gritos es enfado y el de arriba esta enfadado y ademas tiene fusta, con voz normal de siempre sin gritar y mas suavecista comprenden que las cosas han vuelto a su cauce y que les han perdonado, jajaja, a mi me pasa constantemente, cuando grito hasta tiemblan, eso quiere decir que nos conocen muy bien, asi que la cosa está normal, lo que vendria bien es que lo sacaras mas veces por ejemplo un dia a cada uno y asi estaria la cosa equilibrada

Besos