25/8/08

La luna de las Brujas: ADIOS CLEO 24/08/2008, NOS DEJÓ CLEO#links#links

La luna de las Brujas: ADIOS CLEO 24/08/2008, NOS DEJÓ CLEO#links#links

Que penita más grande Cris, no sabes como lo siento, ya sé como eres con los caballos y lo que significan para ti. Es doloroso que ya no esté entre nosotros pero intentando ver la parte positiva, solo hay que ver lo que ha dejado, personas que le querían y le agradecían ser como era. Ha tenido una muerte inesperada pero... teniendo en cuenta otros lo que sufren, ella al menos, se ha ido rápida y cumpliendo con su trabajo, paseando a niños que era su ultimo cometido. Siempre la llevarás en el corazón y eso no todos los caballos lo consiguen, ya que para muchos, cuando mueren o enferman, lo que les preocupa a sus amos, es el dinero que pierden. Lo siento mucho de verdad, sé lo que es perder a un caballo y lo que se puede llegar a querer y a compartir. Besos

18/8/08

Las heridas de Amoroso

Estas son las heridas de Amoroso cinco días después de haberse caído. Parece que van bien, curando sin problemas de infección y él algo más animado, aunque se le nota todavía que le duele mucho. He pasado estos días tan mal y tan disgustada, que no podía pensar con claridad sobre que es lo que tenía que hacer al respecto. Esta mañana ya he tomado una decisión y es que cuando cicatricen las heridas, lo llevaré a Vejer donde me están domando la yegua, para ver si allí pueden corregir el defecto que le hace tropezar desde hace casi un año para acá porque anteriormente, no lo hacía y ya va para tres que está conmigo. Hemos ido descartando que tenga ninguna enfermedad, sino que va muy relajado y arrastrando las manos, de manera que esto, puede ser lo que le haga tropezar y caer si yo no voy pendiente y le presto ayuda con el bocado. Así que puede que con el trabajo adecuado y la doma que no tiene, se corrija este defecto que tanto nos está haciendo sufrir a los dos. Espero y confío que sea así. Mientras tanto, pondré mi atención en que esas feas heridas, cicatricen cuanto antes.

15/8/08

Tarde funesta

Dios ¿cómo se puede pasar en un momento de estar contentos a una desgracia? Para mí es muy duro y difícil poder aceptar estas cosas, quizás porque mi estado de ánimo es ya tan bajito, que todo me parece un monte imposible de escalar.
Hacía mucho calor, como casi todo el mes de agosto pero como llevaba mucho tiempo sin trabajar, lo metí en el picadero a darle un poco de cuerda, cuando llevábamos 10 minutos, no podíamos más ni él ni yo. Así que me lo llevé a la ducha. Empezó ha hacer tontería con los belfos, es la segunda vez que me lo hace y como en la primera, me reí mucho, creo que estaba contento y por eso empezó de nuevo yo me reí y a él se le veía que era jugando. Ya me había vestido y como no habíamos trabajado en el picadero pensé que dando un paseo tranquilo, pues nos sentaría bien a los dos. Así que le eché la montura y nos fuimos. Llevaríamos unos 300 metros cuando en un vallado había una yegua con su potro. Amoroso empezó a mirarlo y a distraerse con ellos, yo le llevaba la rienda floja porque me daba lastima con el calor que además fuera incomodo con el bocado. Todavía no había terminado de decir la frase, no te distraigas con lo que no te importa, cuando se puso de rodillas en el suelo. El terror me corrió por toda la columna y me bajé rezando que no hubiese sido nada pero.... la sangre caía en cantidad, sobre todo de la rodilla derecha, tenía un tajo tremendo y un trozo de carne colgando, en la izquierda menos, aunque también la tenía destrozada, no se le veía corte, sino rozadura llena de trocitos que carne colgando. Vi dolor y miedo en sus ojos, empecé a lamentarme y a andar camino de la cuadra. Ya sabía que esto no podía continuar y que no puedo seguir jugándome la vida cada vez que salgo con él a pasear. Llamé al veterinario y la espera, fue horrible. En la cuadra hay muchas moscas, a mí me estaban comiendo y se tiraban en masa a las heridas del pobre caballo, que no podía alejarlas por el dolor que se le notaba que tenía. Le enjuagaba la herida a menudo en espera que llegara y la gente, tras el primer momento que se acercan y te preguntan, se fueron a lo suyo, estaban tomando unos tintos y echando un rato cantando coplas de carnaval y riendo ( es natural )pero yo sentí una inmensa soledad y una enorme incomprensión.
El veterinario llegó antes de lo que me había dicho y le hizo la primera cura. Eso es lo de menos, es la cuarta vez y ya me sé el tratamiento de memoria, la cuestión es lo que viene después. Ya no puedo seguir así. Haremos unas pruebas para ver si conseguimos saber que tiene, por si es algo que tenga solución y de no ser así, las opciones que me quedan, son para mí todas muy dolorosas y también para él. Estoy segura y yo no soy pesimista, que esto ya no tiene arreglo. Todavía no hace tres semanas que he perdido a mi perrito del alma Calcetines, al cual no lo puedo sacar de mi corazón y de mi cabeza y ahora me encuentro con esto.

Me han dado consejos pero yo no los veo apropiados para mi manera de ser. Esto es muy, muy duro para mí y es otro mal trago que me está dando a beber esta vida que tan dura me parece y que me tiene metida en un pozo del cual creo que no puedo sacar la cabeza. Sé que ahora no puedo ser objetiva y quisiera saber más y estar más preparada para poder tomar la decisión adecuada.

Aquí estamos cuando nos conocimos, hace ya casi tres años, en los que me ha dado muchos y buenos momento y me ha aliviado mucho de mis pesares. He llegado a la cuadra llorando y cuando he vuelto del paseo, ya le venía cantando. Lo quiero mucho y tengo un dolor muy grande, sé que esto no lo pueden comprender la gente pero tengo tanta pena que no sé como voy a salir de esto.

11/8/08

¿No hay quinto malo?

Tenía mucha ilusión por ir a ver a Calandria con mis primas. Ellas no me han visto nunca montar, solo fotos y vídeos. Era una tarde de mucho calor pero allí arriba, en verano, siempre está agradable, porque está muy alto y por los árboles que le rodean siempre se está bien. En invierno, hay que ir muy abrigados porque hace mucho frío. Así que nos fuimos a ver como se me daba la quinta vez que iba a montar a Calandria. La primera, salí a la calle, acompañada de Antonio (el domador) y las cuatro siguientes, hemos trabajado en el picadero. Las cuatro veces anteriores, no me había ido mal del todo, o por lo menos a mí me lo parecía pero esta ultima, ha sido horrible. Aunque ahora, pensándolo bien, no era para tanto, el problema no es de animal, sino de trato entre humanos. Este señor es un gran domador pero se excita demasiado en su celo por explicarte como tienes que hacerlo y lo que consiguió con ello en este caso, es que me pusiera nerviosa y no fuera capaz de hacerlo bien. Empezamos dando unas vueltas al paso para ambas manos y sin problemas. Me dijo que galopara cuando estaba en la mano derecha y bien. Hasta ahí todo perfecto, incluso me dijo que para final de mes me la podía traer pero... Ay Dios, cambié de manos y me dijo que galopara y la yegua salía trocada. Lo probé una vez y varias más y no había manera.











Cada vez chillaba más y yo cada vez más aturdida, para colmo, le lanzaba algunas miradas a mi prima Lola y la cara era blanca como la pared. Después me dijo, que no era porque yo lo estuviese haciendo bien o mal, porque ella no lo sabe, ni porque oyera al señor dar gritos porque tampoco los oía, sino porque le daba miedo verme ahí subida. En fin que me bajé, se subió él y yo no le dije nada pero tuvo que hacer varios intentos, para que lo hiciera bien. Después me subí yo y ya lo hizo bien. A continuación me dijo que le soltara toda la rienda, que la cogiera por el nudo y así estuve dando algunas vueltas al paso. Cuando le pareció, me dijo que a la calle de igual manera, o sea, con las riendas sueltas y le dije que a la calle sí pero que con las riendas cogidas. Cosa que le cabreó más de lo que estaba. En fin, después de subir y bajar un par de veces el carril, me bajé y otra vez gritos, porque tampoco le gustó como intenté colocarla para bajarme, ya que utilicé la otra mano para ayudarme.











Así que me vine a casa más desencantada que en ninguna de las visitas que le había hecho anteriormente. Hemos mantenido una conversación telefónica y aclarado algunos puntos. Los dos intentaremos llevarnos mejor para que no me vuelva a pasar esto. Al parecer, lo que a él le molesta, es que yo replique sus ordenes y yo no lo hago porque no crea que está acertado ya que soy una ignorante a su lado, sino por explicarle porque hago lo que hago. Pero en fin eso a él no le gusta y a mí tampoco que me grite. El próximo día, procuraré estar callada, intentaré hacer todo lo que me dice, aunque muchas veces, creo que me complica con cosas que no son para tanto. Espero que mi próxima visita, sea más agradable que esta. Lastima de mis primas, que también iban con trabajo y con ilusión de pasar una tarde agradable y no lo fue del todo por estar empañada por esta situación.

6/8/08

De vuelta con JuanMa

No salía a montar con JuanMa, desde mediados de Junio, así que cuando me llamó, aunque ya tenía planes para esa tarde, le dije que sí y me fui a la cuadra temprano. Hicimos tiempo por ver si aflojaba el calor y ya decididos, a las 6 nos fuimos al campo. Intentamos coger por donde sabemos que hay mas árboles para que nos protegieran con su sombra, así y todo era tremendo y aunque los dos, somos apasionados del caballo, no dejábamos de quejarnos del calor que hacía.
Por el camino, nos sorprendió ver volando esta preciosidad de pájaro, (la foto no es mía) que una vez descrito a mi informador habitual de ornitología (mi hermano Rafael) me dijo que era una “carraca” y que emigraba en verano junto con las tórtolas. Si lo veis bonito así, en pleno vuelo, cuando abre las alas con ese color tiene, es un autentico espectáculo.
Los caballos no iban muy bien. Hacía tiempo que no salía y estaban alterados. Amoroso que es muy celoso y mimado, aprovecha el lado izquierdo de “Pirata” (que es por donde no ve por un golpe que tuvo en ese ojo) echa las orejas hacía atrás y hace intención de morderle. No lo consigue porque voy pendiente y cuando lo veo en posición, le doy un pequeño tirón de las riendas y golpecito con las piernas para que sepa que no quiero que lo haga. También tuvimos nuestros más y nuestros menos, con la manía que tiene de ir cogiendo hierbas por el camino y que yo no quiero que lo haga por dos razones. Una que está muy feo, y otra que se distrae y va dando tropezones, lo mismo con las manos que con las patas. JuanMa puso a galope a Pirata y era para verlo pingando. Con lo bien que lo hace pero cuando falta el trabajo, pasa esto, así que yo ni siquiera lo intenté. No quisimos forzarles mucho por ser el primer día y no subimos el monte. Seguimos carril a delante hasta donde nos pareció y nos dimos la vuelta, cuando llevábamos medio camino hecho, empezaron a portarse bien y llegamos a la cuadra la mar de contentos y animados porque el calor también había aflojado.

3/8/08

La Cuarta


En esta ocasión, me acompañaron mi hermano Miguel y mi cuñada Ani. Ninguno de los dos es aficionado, aunque por supuesto, como viven en esta tierra, están acostumbrados a ver caballos y también espectáculos.
He notado esta vez que está más delgada de lo que ya la venía viendo, cuando anteriormente se lo he comentado a Antonio, me ha dicho que era natural porque estaba trabajando mucho, esto no me convence del todo pero en realidad, prefiero que esté delgada ( ya tendrá tiempo de engordar) a que por pasarse con las comidas y los calores, tengamos algún disgusto.
Llevaba mi silla porque hasta ahora las que me ha dejado él, me hacían daño en cierta parte y además no estaba cómoda. En la mía, mucho mejor, ya la tengo amoldada y tiene dos huecos que le he ido haciendo con el uso, que me sirven para sujetarme con las rodillas cuando lo necesito, por lo que voy mas firme y segura.
La subida no la exageré, aproveché un desnivel y ahí pusimos la yegua porque anteriormente, yo me empeñaba en subirme en un arríate para poder montar, cosa que queda muy poco estética, así que en un momento, estaba arriba, aunque él sigue sujetándomela, cosa que ya quisiera yo que empezaros a dejar de hacer, a ver si la yegua se acostumbra al pequeño toque que le doy con el estribo y que le hace sobresaltarse un poco. Espero que esto no la haga huir de mí y cuando me vea, no me deje subir. Entré más decidida en el picadero y después de alguna vueltas, miraba la cara de Antonio y no la veía muy mala, al poco me dijo que galopara, cosa que hice sin rechistar, aunque él me daba alguna orden con el tema de las dichosas riendas, que supongo que no las sujeto con suficiente fuerza y al cabo de algún tiempo, se me queda una mas larga que otra, cosa que hace que la yegua no vaya todo lo bien que debiera.

No estuve mucho tiempo galopando, dijo que parara cuando quisiera, cosa que la vez anterior no me permitía y después de pararla y cambiar de mano, le vi una expresión en la cara como de satisfacción y me dijo, mejor ¿no? Le dije que si y salí del picadero, cuando me iba a bajar, de pronto me dice que me vaya fuera de la cuadra, al carril y no me dejaba ni colocar bien las riendas, empezó otra vez con el enfado, insistiendo que me fuera a la calle, así que me fui, subí la mitad del carril y me di la vuelta pero no entré en la cuadra, él también estaba preparado para no dejarme y seguí hacía a bajo, a la vuelta no me dijo nada ni yo a él, seguí de nuevo para arriba y llegue hasta la carretera, me encontré con un lugareño con el que cambie algunas palabras sobre el calor que hacía y cogí una hoja de acebuche para chupar porque tenía la boca y la garganta seca. Pasamos por una parcela donde había una máquina trabajando y pensé, veremos esta, como reacciona al ruido pero movió un poco las orejas y siguió tan tranquila. La yegua me miró un par de veces pero siguió todas mis instrucciones con una gran nobleza y muy relajada. Al comentarle que en la calle iba de dulce y que me adaptaba mucho mejor que en el picadero, me dijo que era normal porque ella sabía que allí era donde se trabajaba y estaba alerta a mis ordenes, mientras que en la calle, ya sabe que vamos de paseo.
Noto que la gente de mi cuadra, están expectantes a ver que pasa porque me pregunta como va y parece como si les extrañara cuando yo les digo que todo va tan bien. Creo que siguen pensando que con esa yegua, no voy a poder, o quizás haya otra razón que desconozco.

2/8/08

La tercera


La tercera vez que he montado a Calandria, solo fue en el picadero. Me acompañó Ismael, un chico joven de una de las cuadras que hay en Los Barrios, es aficionado y tenía ganas de conocer el sitio donde está la yegua. Cuando la compró el anterior dueño, era un conocido de él y estuvo en el cerro recogiéndola y transportándola para llevarla a una cuadra donde supuestamente la domarían, así que él había tenido ocasión de montarla, alguna de las pocas veces que lo habían hecho pero tengo que decir, que la escuela que tiene no me gusta nada porque aunque es cierto que monta bien y que se agarra como nadie, no es menos cierto que es de vara fácil y que es de los que opinan, que la letra con sangre entra. Así que cuando llegamos y se lo presenté a Antonio, le resultó conocido, posiblemente habrían coincidido en algunos de los concursos que ambos frecuentan y noté, que no le gustó mucho lo idea de verlo allí y mucho menos, que abriera la boca.
La yegua, estaba un poco alterada. Él comentó que estaba en celo y que quizás era lo que le pasaba, o puede que fuera yo pero la cosa es que no me hacía con ella y Antonio que es muy suspicaz, se estaba enfadando por momento, mucho más cuando me dijo que galopara y le dije que no, que me daba miedo. Así que dado que la cara se le estaba poniendo roja de rabia y pensando que en verdad, yo había ido para eso, me puse a galopar. Al principio, no me salía muy bien pero cambié de mano y empezó a hacerlo de maravillas, me tuvo un rato largo haciéndolo ( a mi me lo pareció) pero la verdad es que fue fenomenal y que me vine contentísima porque sentí en algunos momentos, lo que algunas veces me ha dicho Cris, que la yegua y yo, éramos de una sola pieza, no sentí ningún miedo y tampoco dolor de espalda. Jamás había galopado tanto tiempo seguido y tan a gusto. Me vine muy contenta y dándole un beso a Calandria y otro a Antonio y eso que es un tipo bastante arisco.