Una de ilusiones

Aquí estamos los dos, mi hermano y yo, la que saca la foto que es mi amiga del alma Piluca, ya sabéis todos mis amigos que leen este blog que está pasando por una dura enfermedad, afrontándola con mucho valor y resignación, además su lucha, no es solo para curarse ella, sino para que los demás no suframos al verla mal. Hace 37 años que tenemos una intima amistad y hemos compartido todo, tristezas y alegrías. Hasta ahora, no ha conseguido romperla nada ni nadie, ni la distancia, ni las adversidades, ni nada de nada. Todos sabéis como la quiero y como deseo que salga pronto de este calvario que está pasando. Bueno que no quiero ponerme ahora triste porque os voy a contar lo del van, en muchas ocasiones os contaré cosas que hemos hecho, o mejor dicho, que ha secundado ella como el Cristo de la Humildad y Paciencia de Cádiz, ja, ja, ( ella sabe por que lo digo ) siempre que me ha dado una ventolera, me ha apoyado y no veas las cosas que a mi se me ocurren. Bueno pues en esta del van, no iba a ser menos y cuatro días después de ponerse una sesión de quimioterapia, se vino con nosotros a recoger el van a Rociana y luego al Rocío donde comimos y vimos a Nuestra Señora.






Teníais que verme como iba al principio de engancharlo, agarrada al volante con todas mis fuerzas y apretando los dientes, con la mandíbula encajada pero la verdad es que poco a poco fui cogiendo confianza y llegué bien, aunque claro el van venía vacío, ya veremos cuando lleve algún caballo dentro. No sé si merece la pena el gasto que he hecho para lo que lo voy a utilizar, como dice mi amiga Mercedes pero lo que sí es que me hacía ilusión y ya lo tengo.