7/5/08

Engaños


Antes de nada voy a decir lo precioso que está el campo. He salido dos veces a caballo desde que es primavera y una andando y no dejo de maravillarme ante tanta belleza.
Ese perrito que veis ahí entre las hierbas, es Iyo, tenía mucho calor estaba buscando un poco de fresco para reponerse de la caminata que fue de tres horas pero como he dicho antes, aunque tengas que pararte a descansar, merece la pena.












Los engaños en este mundo del caballo, son tremendos de verdad y eso que personalmente puedo darme por contenta porque por ahora, a mi no me ha ocurrido con un caballo sino con el equipo. Yo tenía una montura, que compré en El Saucejo, hecha a mano, de manera tradicional por Manuel Maria, el hijo de Alonso, talabarteros de tradición. Había tenido antes una portuguesa pero de las de importación y un día que estaba iluminada, hice las cosas bien y le llamé para encargarla, salía cara pero lo bueno, si es de verdad bueno, nunca es caro. Así fue, tuve mi montura y muy contenta pero resulta que las monturas buenas, pesan y se oía por ahí, los comentarios de las nuevas monturas que se estaban haciendo de fibra o de poliéster, así empecé a darle vueltas al coco para fastidiarla, cosa que hice. Empecé por comprar una de esas de 200 € por Internet de poliéster, continué vendiendo la del Saucejo, (estas que son monturas que duran mas de 100 años) y rematé la fatal faena, comprando una "buena" de fibra a Julio Jiménez de Jerez, hijo del famoso “Pelusa” de Alcalá de los Gazules, también guarnicioneros de tradición, me cobró 1000 € . Cuando me monté la primera vez en ella, no solo mató al caballo, sino que yo en vez de ir de paseo, parecía que iba montada en un potro de tortura, ¿habéis visto en alguna ocasión un gitano o un moro montado en un burro? Así iba yo, sentada detrás y en mi vida, había visto yo mas caballo, no veía mas que cuello y cabeza. Total que lo llamé y se la mandé, me la arreglo y la tortura seguía para mí y para mi pobre caballo que no se podía quejar de palabra pero que en su cuerpo se podían ver las mataduras. En definitiva, después de meses en espera que el Pelusa me la vendiera (ya que el hijo, no me daba la cara) y no lo consiguiera, se la cambié a otro guarnicionero por una nueva de fibra que no es de las malas del todo pero que le he perdido 400€, todo esto es, por esas cosas que algunas veces pasan, que cambias el oro por la lata, sin saber muy bien por que lo haces. Ayer hablé otra vez con Manuel Maria y como voy a necesitar otra montura cuando tenga a Calandria, hemos quedado, que para el mes de agosto que creo podré disponer de algo mas de dinero, arreglaré lo que he estropeado y volveré a tener una montura en condiciones. Creo, que no volveré a meter la pata por lo menos en esto de las monturas.
He recordado esto porque en mi cuadra hay un compañero, (Víctor) que compró el caballo con montura vaquera, era de las buenas, la cambió por una española, buena también y hace unos días le engañaron porque la cambió por una vaquera que está rota, cuando he visto las heridas que le ha hecho al caballo, no podía estar tranquila y no tenía mas remedio que intervenir (es que en los tratos, no se debe uno meter) lo convencí para que le llamara, la respuesta ha sido que ya no tiene la montura porque la ha vendido. El caballo está de pena, tiene dos agujeros tremendos, esto simplemente es de mala persona porque si una montura se rompe, llévala a que la arreglen pero no es justo que un hombre engañe a un niño, ni a nadie pero este mundo como he dicho antes, es malo, malo.

No hay comentarios: