17/6/08

Cervezas y chorizos en manteca


No sé los años que hace que no como eso.
Estaba haciendo tiempo en la cuadra para que aflojara el calor y poder dar un paseo a caballo, cuando llegaron Loren y Juan y me dijeron que traían la merienda. Así que cogí mí jarrillo de lata y me fui a la sombra, donde colocamos una mesita y unas sillas.
Lavé unos platos y tenedores que había allí de otras ocasiones y Juan con la navaja fue troceando el chorizo y untando en rebanadas de pan la manteca. Estaba buenísimo y además lo empujamos con unas cervezas frías que no veas como caen cuando hace tanto calor. Después de terminar como ya tenía el caballo preparado, me fui a dar una vuelta por el circuito. Aun le duraban los nervios del día anterior y al cruzarnos con un coche que llevaba enganchado un van, me tuve que emplear a fondo porque otra vez la iba liando. O sea que estaba retozón. Cuando iba un poco más adelante, oigo de tras de mi un coche que me iban pitando, me volví a mirar y era Ignacio con la pica y un van, a su lado Rodri, que no tiene solución, pues al pasar a mi lado, con la mano por fuera de la ventanilla, dio dos o tres golpes, está claro que para sobresaltar al caballo. El único que como siempre normal, es mi amigo Pedro que iba detrás y me saludó como es debido. Como consecuencia, el caballo otra vez nervioso. Así que pensé, está claro que si te peleas con ellos pierdes porque son más grandes y más fuertes, así que opté por hablarle, acariciarle y cantarle. Entonces volvió a ser mi caballito bueno y dulce que me acompaña en mis paseos y me hace sentirme tan bien. Cerca del río, hacia aire y un fresquito que daba gusto. Ya el chorizo y las cervezas, estaban en los talones. Umm ¡ que ricas!

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