Sí porque ellas trabajaron y yo disfruté mucho. Estaba deseando que llegara la hora de ir a la cuadra, sin dudarlo, preparé a
Kentuchy y me fui al monte del día anterior, no tuve la más mínima
indecisión, desde que me monté en ella, empecé a demostrarle que la que mandaba era yo, llegamos a la venta, me bajé la amarré y estuve hablando con algunas personas que estaban fuera y todos enterados de lo que había pasado el día anterior, después entre y aquello estaba como se dice ahora
empetao, me pedí un refresco y
oí una voz del fondo diciendo, que a esa señora, no se le cobraba nada, que era la que le daba de comer, miré hacía el rincón y nos dimos la grande de
reír porque era el hermano de J.
Carlos que es
chapista y es el que va a arreglar el mercedes que
kentucky destrozó el día anterior,
allí estuvimos charlando un buen rato, luego me fui a por la yegua, pedí que me la sujetaran y me monté. Bajamos el monte, sin problemas y a su cuadra. Como era temprano, pensé en montar en amoroso pero me dije ¿y por qué no calandria? así que la preparé y me fui sola por primera vez, dando un paseo
larguito y la yegua se portó de lujo, por un carril nos cruzamos con un coche, se pararon y de dentro me dijo uno: ¡ señora que buen caballo lleva usted? a lo que di las gracias muy contenta y seguí con mi paseo, a la vuelta, el camino era muy malo, mucho fango, las patas de la yegua, se le
hundían hasta las rodillas pero salió de maravilla, así que yo encantada de ver que su recuperación ya es una realidad. Cuando llegué a la cuadra ya estaba casi oscureciendo, recogí todo y me fui muy satisfecha por la tarde que había echado y sola con mis yeguas.