30/9/08

¿Ha sido por celos?



Hoy he ido temprano a montar. La cuestión es que ha estado lloviendo unos días y el picadero está lleno de agua como si fuese un lago, o sea que no se puede entrar a relajar los caballos. Iba pensando en el camino, si mejor sacaba a Amoroso, no porque sea más seguro que la yegua, sino porque yo le tengo más confianza y no sabía como iba a reaccionar esta después de varios días sin salir pero pensé, que como iba acompañada y de todas formas, para llegar al picadero, tenemos un carril de unos 100m más o menos, pues que lo recorrería varias veces para tranquilizarla pero cual fue mi sorpresa, cuando ya estaba arriba que en carril, había dos carros con estiércol y que el espacio era tan pequeño entre ellos, que no se podía pasar para abajo. Antes ya me había llevado un sofocón porque he cambiando a la yegua de box, ya que en el suyo había entrado agua y ahora la tengo más al fondo que al caballo, lo que quiere decir es que pasa por delante de él y como era la primera vez, no sabía yo que iba a reaccionar de esta manera y es que le ha dado un mordisco y la pobre que es muy buena, lo único que hizo fue intentar de esquivarlo después y con la ventana del mismo, se ha hecho una raja tremenda en el lomo, con lo cual, lleva el bocado en el cuello y la raja del corte de la ventana de hierro, que tiene un filo tremendo. Se escapó porque yo estaba con ella pero supo lo mal que lo hizo porque cuando le reñí, no sabía donde meterse. En fin, que ya sé que cuando la pase por delante, le tengo que cerrar la ventana.
Nos apañamos dando unas cuantas vueltas en la misma entrada de la cuadra que es donde aparcamos y hay muy poco espacio. Pirata estaba disparatado, tan solo lo he visto una vez así al principio cuando lo compró JuanMa, dando botes. Por fin se calmó y nos fuimos. La tarde preciosa. Como ha llovido tanto, hay agua por el campo y está todo muy limpio, las plantas, árboles y también la atmósfera. Es el primer día que puedo respirar a gusto y recibir, ese aire tan agradable que ni era frío ni de calor en todo el cuerpo. Lo agradecí mucho y lo deseaba enormemente. Galopamos un poco juntos en un carril, intentando que los caballos no se picaran y luego subimos el monte pero no por la parte más empinada, sino por la que sale a la casa del guarda de la finca porque los dos queríamos llegar hoy temprano a casa. Los caballos se habían calentado un poco y querían seguir al galope pero no se lo consentimos. Los que mandamos somos nosotros. Calandria, teniendo en cuenta que antes le decían rompeolas de lo poco que le gustan los charcos, no se portó muy mal, aunque no iba tan relajada como en otros paseos, debido a que salió muy fresca y además con los galopitos, se alteró un poco y quería más pero es muy buena y noble. Me ha dado mucha pena de lo de las heridas y lo sufrida que ha sido, que no ha hecho ni un mal gesto.
Pasando delante de la casa del guarda, vimos a esa burra con su rucho que está tan bonito y redondito. Las fotos no son buenas pero es muy guapo y he querido traérmelas de recuerdo. Aunque el otoño me hace polvo los nervios y lo paso muy mal, por lo menos ya viene el tiempo que me gusta para ir al campo. Fresco y mojado, que es cuando está más bonito.

27/9/08

Amoroso se recalienta


Bueno pues resulta que Amoroso, que parece tonto, presenta más dificultades que la yegua, que está empezando. Al final resulta que voy más relajada y tranquila, paseando con Calandria que con él. La verdad es que lleva tiempo sin trabajar fuerte, sólo algún paseo de vez en cuando por el circuito que es poco para lo fuerte que estos animales son y además está gordísimo. Le eché la montura y me iba al picadero, cuando se me adelantó (intencionadamente) un compañero que por ciertas circunstancias, en este momento no nos hablamos pero yo seguí para delante, como él ya estaba dentro en el centro del mismo, le dije si pensaba galopar y me dijo que no, así que me puse al paso mientras él desde abajo con las mismas riendas, le relajaba un poco en pequeños círculos con galope. A mí me dio igual y mi caballo sería influenciado por mi tranquilidad, tampoco le afectó. Después de unos minutos, se fue, yo di unas cuantas vueltas más por no coincidir con él en la calle y luego me fui pero nada de galope porque no me fío del patas lacias este. Así que cuando salimos, se veía a lo lejos que iba delante nuestro y no veas como se puso Amoroso, a la fuerza quería adelantarlos, no sólo llevaba un paso de lo más ligero que le he visto nunca, sino que además, se me retrotaba, así que tenía que pararlo constantemente, hasta que llegamos a un punto que hay un desvío hacia la izquierda, que imagino que tomaron ellos porque a partir de ahí, empezó a tranquilizarse ya que no los venteaba. De todas formas, intentaba coger yerbas, ir par la izquierda y demás tonterías que suele hacer, a las que yo estoy acostumbrada pero que ahora que tengo la yegua, es cuando me doy más cuenta, lo necesario de llevarlo a Vejer. Cuando llegamos al cruce de caminos que nos lleva de vuelta a la cuadra, quise que siguiéramos y me costó mucho que me hiciera caso, así que vuelta para atrás y pasar de largo de nuevo del cruce, también se resistió pero no tanto y a la tercera, ya lo dejé entrar. Luego en la ducha cobro con la misma goma con la que lo estaba lavado porque no se queda quieto y me tiró y pisoteo el cubo con el champú que tenía preparado. O sea que el tío está farruco, como diría mi padre. Ja, ja. Esa foto es de una mata de hinojo, se ve mucho al filo del carril y es uno de los aliños que se le echan a las aceitunas.

25/9/08

Piluca y los acebuches


Hace dos días, llevé a la yegua al picadero, allí es donde creo que aprovechando el desnivel que hay entre el centro y las esquinas, puedo alcanzar mejor al estribo para subirme pero se está quedando con el cante y lleva dos veces que se me suelta cuando ve que el pie lo tengo casi dentro del estribo. No corre como loca ni nada de eso, sólo se va al paso alrededor del picadero y me la tienen que sujetar para poder montarme pero hoy la he dejado perpleja. En el patio delante de mi guadarnés, tengo una argolla que es donde la suelo enganchar para cepillarla vestirla, desnudarla y ducharla. En una ocasión le he cortado el tufo y como es alta y no llegaba bien, puse una silla y me subí para hacerlo con comodidad. Hoy la tenía ya preparada, arrimé la silla y no le dio la más mínima importancia, pensaría que la iba a acicalar pero cuando se vino a dar cuenta, ya estaba yo encima. La expresión que vi en sus ojos fue de perplejidad y de sorpresa. Así que esta vez con ingenio la ha engañado, a ver cuando lo intente otra vez, si no me está esperando pero pienso seguir buscando ocasiones y trucos, hasta que se convenza, que yo no soy ágil y que no tiene más remedio que aguantar que le eche el peso en el estribo para poder subirme. Con Amoroso me pasó y cuando se acostumbró, no he tenido ningún problema, siempre se queda quieto. Después entramos en el picadero, como no había salido el día anterior, la puse un poco al paso, pues andaba fuerte, con ganas de botarse y todo. Cuando se relajó un poco, la puse a galope, primero hacía un lado y luego hacía otro, cuando creí que ya estaba bien, habían pasado unos 15 minutos y nos fuimos a la calle. Al pasar por el lado de dos compañeros que estaban haciendo algo allí de bricolaje pero que me estaban viendo, me dijeron lo bien que iba la yegua. Así de animada me fui a la calle y dimos nuestro paseo por el circuito, con gran tranquilidad y relajo. Tome con el móvil una foto, que no es muy buena,de estas acebuchinas que me gustan mucho. Sabréis que por aquí hay mucho acebuche y que me recuerda cuando los veo a mi amiga Piluca, que una de las cosas que más ilusión le hace en esta vida, es ver campos de olivos. Ya sabéis que el acebuche es el olivo silvestre pero también es muy bonito, por lo menos a mí me encanta y en todos mis paseos, cuando llego a la altura de uno, si todavía sólo tienen hojas, cojo una y me la echo en la boca, si ya hay acebuchinas, cojo una y tambien la voy chupando todo el camino, no la tiro hasta que no estoy de vuelta en la cuadra. No la muerdo por supuesto porque están muy amargas pero me ayuda a no tener sed y me encanta llevarla jugueteando con ella y recordando a mi amiga Piluca.

22/9/08

Amoroso y Calandria



El sábado después de algunos días sin salir con Amoroso, decidí darle un paseo. Así que le eché la montura y nos fuimos al picadero. Está gordísimo porque comiendo y sin hacer ejercicio, es normal que esté así y además, salió muy fuerte pero prefería que fuera así que no cansado y relajado para que no arrastrara las manos. Le puse los protectores de rodillas por si acaso y nos fuimos. Iba como era de esperar, muy rápido y nerviosillo pero no tropezó en ningún momento. Tuvimos todo el tiempo una lucha tremenda porque se empeñaba en pegarse a la izquierda y yo quería que fuéramos por la derecha y claro cuando le arrimaba las espuelas, como estaba alterado, pues lo que pretendía era correr, aunque por supuesto que no se lo permití. Cuando vio que yo soy una pesada y que no dejaba de insistir y le estaba dando la tarde, pues cedió y se pego al lado que yo quería. Cuando llegamos a la cuadra, los protectores, se le habían bajado un poco y parte de las heridas, se veían. Tengo que ver como lo pongo para que me pase esto porque entonces es como si no los llevara. Terminamos nuestro paseíto y después de su ducha, le regalé dos manzanas verdes, las cuales devoró con mucha ansia. Para primero de mes, tengo pensado llevarlo a Vejer, aunque sé que esto me va a costar mucho y algunas veces me entran las dudas.

El domingo era de los días que me siento fatal desde que me levanto. No sé si el trabajo del día anterior en la parcela, o la humedad de la noche con la pastilla de la alergia, hizo que me sintiera tan mal, que lo que quería es estar todo el tiempo en la cama. Pero siendo consciente, de lo mal que esto me va y las consecuencias que me traen porque si lo hago una vez, quiero hacerlo todas, después de comer, haciendo un gran esfuerzo, me fui a la cuadra. Saqué a Calandria de su box, estaba sudando porque a pesar que el sol apenas lucía, el calor era sofocante. Le eché la montura con intención sólo de trabajar un rato en el picadero pero al mismo tiempo que yo, llegó Carlos que pensaba dar picadero a su caballo para salir con Paco. Así que entré yo la primera, le di unas vueltas al paso y seguidamente la puse a galope hacía un lado, lo hizo bien, aunque hizo intención de pararse pero yo no la dejaba, solo dimos una vueltas, luego para el otro lado y no llevábamos cinco minutos, cuando llegaron unos “espectadores” cosa que no me gusta nada. Así que abrí la puerta y nos fuimos al circuito. El calor era agobiante y Calandria, iba como si viniera de trabajar en la sierra. Es la primera vez que le tengo que dar durante un paseo, avisos con los estribos porque se me estaba durmiendo como Amoroso. Me gusta mucho ver, como esta yegua se está adaptando a mí y poco a poco, vamos congeniando más, aunque para subirme y no correr riesgo, pedí otra vez que me la sujetaran, lo haré así unos días hasta que se le olvide. Hoy le he contado a mi padre, como se portó ayer después de no haber salido un día y de no haberle trabajado siquiera antes y me ha dicho que en definitiva, ha sido un acierto comprarla. Espero que una vez más, tenga razón ya que se suele equivocar poco, dado a su experiencia en la vida que pocos pueden tener ya que ha cumplido 99 años gracias a Dios.


19/9/08

Al pantano


Resulta que me está probando con la montura, no quiere que se la eche y se mueve cuando le voy a apretar la cincha. Aunque lo peor es, que hoy he tenido que llamar para que me la sujetaran, ya que se movía para que no me subiera, cosa que a mí no me afecta porque sé, que se le pasará cuando vea que no tiene más remedio que aguantarse porque esto mismo, me pasó una temporada con Amoroso, que estuvo por lo menos un mes, dándome la lata, cada vez que me veía dispuesta para subirme. Se me ha llegado a soltar de las riendas y todo dentro del picadero pero es muy buena porque no se disparató, sino que se puso al paso dando una vuelta al mismo, luego se paró y la pude coger. Por supuesto, que no le pegué ni nada por el estilo, sino que llamé para que me la sujetaran y me subí arriba. Como ayer no salimos, pensé que lo mejor sería en vez de darle cuerda, hacerla trabajar un poco conmigo encima para imponer mi autoridad, así que dimos unas vueltas al paso y después un intento fallido de galope porque salió trocada, enseguida la paré, al segundo intento lo mismo y ya por fin la tercero, salió perfectamente. Se paró después de unas vueltas y como no sé exactamente si fue porque le tiré un poco más de la rienda o por iniciativa propia, volví a galopar otro poco. También lo hizo perfecto hasta que la paré yo y nos dirigimos hacía la puerta, donde se colocó muy bien y la abrí con facilidad. JuanMa estaba esperándome a la salida de la cuadra y ahí, nos paramos un poco para hacernos unas fotos. Luego nos fuimos fuera, no sin poner ella algo de resistencia pero que no le sirvió para nada. Para no repetir mucho las rutas, nos dirigimos hacía el pantano.

En el camino vimos este helicóptero de asuana, nos riñeron por hacernos fotos pero cuando vieron que somos personas normales y que ignorábamos que no se podían hacer, no nos la quitaron, sólo nos dijeron que no hiciéramos más y ya está. No adentramos en el campo y cuando llegamos al pantano, quedé maravillada. Está precioso, vimos muchos pájaros, garzas, patos, reznero (garcilla) y águilas.



No podía apartar la vista del pantano, lastima que también abundaban los tábanos y estaban acribillando a los caballos y nos pusimos con las manos llenas de sangre de tantos como aplastamos, así y todo, en el cuello de Calandria, acertaron dos veces con mucha puntería porque no paraba de sangrar, se ve que cogió alguna vena. Más que tábanos, parecen vampiros. Vimos un coche abandonado y destrozado en el camino, a Pirata, le dio miedo y se volvió, chocando prácticamente con Calandria, así que hice yo el intento y salió bien aunque por supuesto con algo de esfuerzo porque a ella tampoco le sonaba bien, esa máquina en medio de ese paisaje. Tan cansado estaba JuanMa de los tábanos, que se lanzó a galopar, esperé un poco para ver como reacciona y cuando comprobé que no se recalenté, le dije que ahora nosotras. Al momento salimos a galope corto el cual me pareció una autentica maravilla. Un rato antes, ella iba intranquila mirando el entorno del helicóptero y le di para que galopara pero la pobre, lo que entendió que le estaba regañando, así que cuando lo hizo también, me puse muy contenta. Volvimos por un sitio que me da bastante miedo porque es una vereda muy estrecha y a nuestra derecha un tajo que va a parar a la carretera. Yo estaba preocupada porque ya sabemos, que a esta yegua, no le gusta mucho el asfalto pero miró un par de veces, yo le di toquecitos con los estribos y todo solucionado. Al llegar a un punto donde de nuevo tenemos que dejar la carretera para entrar en campo y que también hay un escalón, me pegué otra vez a la culata de Pirata y bajamos de maravillas. De vuelta a la cuadra, le di su baño, bebió un poco de agua y le di su regalo de zanahorias, del cual participó al igual por supuesto Amoroso por el simple hecho de ser mi niño mimado, no porque hubiese hecho nada para merecérselo.

18/9/08

Amigas


Ayer me quedé totalmente satisfecha. Para que no se nos hiciera, demasiado tarde, no le di picadero, eché la montura y me subí. Dimos unas vueltas en el mismo al paso y a la calle. Hizo un primer intento de no salir, la empuje un poco y fuera. Una vez en ella, hizo otro intento, esta vez de volverse y entonces, le golpeé con los estribos. Aunque no tengo mucha fuerza, ella lo tomó en serio y a partir de ese momento, fue como la seda. Pasamos el puente sobre el agua y cuando llegamos al escalón que tanto teme, la pegue a Pirata de manera que cuando nos vinimos a dar cuenta, ya habíamos bajado la cuesta.
Por supuesto que a cada cosa que hace como yo quiero, recibe cantidad de halagos.


Pasamos al lado del puente de la autovía y parece que el haberla mentido el día anterior debajo del un rato, dio su fruto porque no hizo el más mínimo movimiento.









Vimos a ese toro tan enorme, cortejando a la vaca, aunque no creo que pudiera conseguir nada en ese momento porque ella no mostraba mucho interés. Pasamos bajo otro puente de autovía y aunque se inquietó un poco, fue una cosa mínima y no le hice caso. Seguimos por la cañada y el tercer puente, también lo pasó bien. Así que ya solo quedaba el último escollo, que es los regajos de agua pestilente que hay que cruzar y que ella, al principio me saltaba. Perfecto, llegamos a su altura, la frené un poco unas cuantas palabras de ánimo y unas caricias y lo pasó estupendamente. Una vez pasada la primera angarilla, en vez de seguir el carril y como no teníamos tanto tiempo, subimos el monte pero por un sitio que es menos pendiente para salir a la casa del guarda de la finca, donde nos paramos a saludar a su mujer que estaba en el porche con la hija pequeña. (No me gusta pasar por sitios que no son públicos y no dedicar por lo menos unas palabras a las personas que estén allí, sean dueños o empleados) Continuamos hasta el portón que es de hierro pero que tiene una puerta corredera, así que pensé que sería el momento apropiado para que lo abriéramos nosotras porque ya he probado con la puerta del picadero y se arrima bien, lo mismo de izquierda, que de derechas pero en la calle, no lo habíamos hecho nunca. Me costó un poco, le dio mucho miedo y no entendia lo que yo quería, hasta que se dio cuenta de lo que se trataba después de abrirla, así que cerrarlo fue más fácil. Continuamos hasta nuestra cuadra y fue cuando me hice esas fotos para que se viera el puente, donde se me ve cara de contenta porque la verdad, ahora ya si que creo que podemos ser dos buenas amigas.
Tengo que decir que ya me conoce y cuando llego por las tardes, me está esperando con la cabeza asomada como Amoroso y los dos se ponen a llamarme a la vez. Me encanta eso porque veo que también ellos me quieren.

17/9/08

Circuito largo
















Salimos temprano para ir tranquilos. Me encanta hacerlo con JuanMa porque somos parecidos en algunas cosas y esa es una de ellas. Ya he comentado que antes de adentrarnos en el campo, forzosamente tenemos que cruzar el puente sobre el río y que abandonamos el asfalto para coger una vereda cuesta abajo y que el agua al correr por ahí, ha dejado un escalón. Pues bien, a Calandria no le gusta nada de nada. Ya lo hemos pasado tres veces y con dificultad, cada vez voy pensando a ver si esta ya lo pasa mejor pero nada. Para colmo, al bajar la vereda, nos encontramos que tenemos que pasar muy cerca de un puente por debajo de la autovía, lo cual tampoco le gusta a la señora, así que tengo seguido dos momentos de tensión, luego ya vamos poco a poco entrando en el campo y se va calmando. Pasamos por un cañaveral que está en la ribera del río y que a mí me resulta precioso.














Al salir de ahí, hay un árbol enorme y muy bonito que parece que marca el final de ese camino para que entremos en la cañada. Nos metemos en ella y vamos dejando a un lado las tierras de la finca de Fernando Alpresa con su yeguada.

Seguimos ese camino hasta llegar a una “angarilla” que JuanMa con su Pirata, ya es todo un experto en abrirla sin que tener que bajarse del caballo. Recordamos las veces que tuvo que intentarlo hasta conseguir que el caballo se coloque ya prácticamente solo para que él la abra.


Continuamos por el carril hasta llegar a un portón que han puesto nuevo para que las vacas no bajen a beber al río y han tendido una maya de espinos para que no pasen, ya que este está en la misma cañada. Subimos el monte por primera vez mí yegua y yo, aunque sé que un bestia (y me refiero al que iba arriba) la subió en una ocasión que yo sepa con ella. Yo quería que supiera que conmigo iba a ser distinto y lo hicimos como se debe, al paso metiendo riñones y hablo de un monte de mucho respeto por lo empinado y alto que es pero en esas cosas se nota, la buena y lo bien domada que está. Lo subió muy bien. El cielo estaba precioso el paisaje limpio y la tarde maravillosa porque ya a esa hora, no hacía calor, la temperatura era ideal para pasear por el campo.

Una vez arriba, el paisaje te ensanchaba el alma. A la izquierda el campo total y a la derecha, el Peñón de Gibraltar sobre los dos mares.















La bajada por el otro lado, fue tremenda. Siempre ha sido difícil pero hemos visto que han estado trabajando camiones y maquinas en la finca y el resultado es que las pendientes, son muy pronunciadas. Yo iba desconfiada todavía porque como tengo la mala experiencia de Amoroso, pues me entra la preocupación de cómo lo hará Calandria pero la verdad, es que lo hizo de maravillas. Al final llegamos a una explanada donde JuanMa, dio un poco de galope a su caballo y yo mirando que tal se portaba la yegua, me refiero que parada y observando que no se recalentara. Después no lo pude resistir y me lancé. ¡Galopamos! Solo un poquito porque aun no tengo confianza pero de dulce. Galope corto y suave. Una autentica gozada. Quiero mucho a mi amigo Amoroso y estoy deseando que lo eduquen para que pueda hacer estas cosas que hace Calandria porque él merece saberlo.

13/9/08

He salido con Amoroso


Desatendiendo, los consejos que me han dado, he vuelto a montar a Amoroso. No puedo expresar mi sentimiento, cuando vuelvo con Calandria de paseo contenta y veo al caballo, asomando la cabeza por el box y llamándome, se me parte el alma. Recuerdo la de paseos que hemos dado juntos y lo buen amigo que ha sido. Tengo que decir, que a pesar que conmigo es un tonto y que mi trato hacia él, no es el que se le da a un caballo, por la confianza que le tengo y lo poco en serio que me lo tomo, que es un caballo que tiene su carácter, es fuerte y tiene su sangre. La gente que le conoce a él y a sus parientes, sabe que tipo de caballo es y que es digno de respeto. No es ningún penco de estirpe desconocida. Su abuelo, era un semental pura raza inglés que tenían en una ganadería de importancia de la zona. Quiero decir, que en este intercambio de cariño, yo he olvidado que es quien es y que si hubiese sido debidamente domado, estaría como su hermano, participando y ganando concursos de doma vaquera. Es un caballo magnifico y sobre todo por el cariño que siento por él, es por lo que lo estoy pasando tan mal, siendo consciente que por el motivo que sea, no lo voy a poder montar como lo hacía antes, ya que salir con él, es correr un riesgo innecesario y por otro lado, mantener a dos caballos y encima no poder montarlo, es un lujo que no me lo voy a poder permitir. Puede que quien trate con caballos, no se crea, que cuando me ve que vuelvo con Calandria, noto en su cara, una expresión como de pedirme explicación, quizás de no comprender, que hago encima de otro que no es él. Ayer lo solté en el picadero y fui a cambiarme, cuando volví, lo hice trotar unos minutos para que relajara los músculos, me lo llevé a la ducha y lo refresqué. Me quedé mirándolo tan tranquilo a mi lado mientras le limpiaba las heridas de las rodillas y cuando terminé, no lo pensé, fue como un impulso y le eché la montura. A Paco le llamó la atención y me preguntó que si iba de paseo, yo le dije que sí pero no me hizo ningún comentario. Así que me lo llevé a la puerta y me subí a la montura. Salió increíblemente hacía la calle sin poner la más mínima resistencia, cosa rara porque siempre se hace el remolón y le tengo que insistir para conseguirlo. Dimos la vuelta al circuito, tropezó dos o tres veces pero yo iba muy pendiente y con las riendas firmes para prestarle la ayuda que precisara. Él sabe que el tropezón no le va bien y además me molesta porque cada vez que le pasaba, me miraba alterado. Me puse unas espuelas de pincho y le abrigué mucho con las piernas de manera, que sintiera el hierro pegado con cuidado de no hacerle daño. Fue bastante espabilado y a buen paso, aunque a veces creía que lo que le pedía era trote y el paso era un poco acelerado pero lo prefiero a que fuese tan relajado como suele ir y que se cayera. En el camino miraba su cuello y se me ponía un nudo en la garganta. ¿Qué puedo hacer con este animal? Yo no soy capaz de tomar ninguna decisión con él y esto me hace mucho daño. No veo la salida porque todas las que hay, no son las que le harían feliz a él y a mí. Cuando me compré la yegua, fue porque ya empecé a comprender, que no podría seguir montando este caballo, por eso ahora mantengo los dos pero esto no lo voy a poder seguir haciendo mucho tiempo más.

12/9/08

Al Frenazo con Carlos

Había quedado con este compañero el día antes y cuando llegué muy animada, me encontré que le estaban herrando el caballo y que estaba muy apurado porque le había comentado el herrador que una de las manos, la tenía un poco hinchada y que al tocarle, daba síntomas de que le dolía. Le dije que no se preocupara, que lo dejábamos para otro día pero se metió a darle picadero y al rato me preguntó como lo veía. Parecía que no cojeaba y decidimos salir para hacer un recorrido corto pero se ve que con el ejercicio, entró en calor y no daba muestras de ninguna molestia, por lo que seguimos hacía El Frenazo, venta que estaba como casi siempre cerrada. Una vez llegamos allí, nos dimos la vuelta para la cuadra. En ese recorrido, se tarda unas tres horas. Cada vez creo que nos vamos adaptamos más Calandria y yo pero tiene sus cosas como todos los animales y desde luego, los charcos no le gustan nada. A la ida, pasamos por uno, que ella decidió saltar, aunque a la vuelta, la paré, acaricié y hable suavemente para que no tuviese miedo, y me lo pasó bien, cosa que me puso muy contenta, aunque al pasar por el cortijo del Jaramillo

(de donde es esta foto que me hicieron porqué me encantó las flores) había apiladas muchas cajas, para recoger las naranjas. Eran de color azul y no sé que pensó Calandria, pero se metió en un segundo, detrás de “Campeón”)que es el caballo que nos acompañaba. Eso y pasar por debajo de los dos puentes por donde pasa la autovía, es lo que más la inquieto, por lo demás, fue de maravilla y con unos andares que causa admiración a todos, porque hay que ver el ritmo que lleva, el paso tan largo y como rompe el mosquero y desde luego, no soy yo la que lo hace, sino ella. No cabe duda que habría materia pero que la doma que tiene, es exquisita.

11/9/08

De nuevo paseando

Por fin me herraron la yegua. Esa misma tarde, la metí en el picadero para darle un poco de cuerda. Ya sé que no es conveniente que trabajen después del herraje pero estaba tan deseosa de ver si ya no cojeaba, que la metí para que hiciera unos minutos a trote. Fue muy bien y me puse muy contenta al ver que no había sido nada importante. Así que la duche y esperé que se secara un poco. Cuando me la llevaba al box, otra cosa, la pata izquierda trasera, apenas la apoyaba en el suelo. Disgusto padre otra vez, aunque pensé que como la acababa de herrar y había sido difícil, ya que la yegua estaba recién herrada en Vejer pero que no quise que anduviese sin vidrias, pues sería a consecuencia de eso, quizás una herradura un poco apretada. Con esta me vine a casa y a esperar al día siguiente. Cuando llegué, la mire al paso y parecía que iba bien, la metí en el picadero también al paso y parecía que arrastraba la pata. Terror, horror y pavor pero poco a poco, ella misma, sin que yo ni siquiera quisiera, se puso al trote, después de unos minutos, quise que saliera de allí pero ella, encantada, además se ve que en el picadero, le han pegado porque al principio, no quería entrar, aunque ya ayer lo hizo ella sola por las buenas y cada vez que la paraba, que me costaba hacerlo porque me temía, yo la acariciaba y le hablaba cosas bonitas. Así que no lo pensé dos veces y me subí a la montura, esta vez sola por necesidad, ya que no había nadie cerca del picadero. Se movió un poco cuando yo tenía solo un pie en el estribo pero a mi voz de alto, se paró y dejó que me acabara de subir. Dimos unas cuantas vueltas y vi que había tres compañeros que salían a dar un paseo por el circuito corto, que como ya he dicho en varias ocasiones, solo son tres cuartos de hora y me apunté. Fue perfectamente pero he notado que es muy querenciosa y que por supuesto, nos queda mucho para acoplarnos. Es muy fuerte, avispada y tiene mucho gas, esto me impone mucho respeto y hasta ahora, digamos que no me he metido con ella y ella tampoco mucho conmigo, aunque ha intentado mandar en alguna ocasión. Esperemos que pase el tiempo. Esta tarde, tengo planes para salir al campo con un compañero, a ver como se porta.


9/9/08

Un disgusto y una duda


Pues ya me he llevado el primer disgusto con la yegua.
Cuando me llamaron para que fuese a recogerla a Vejer de la Frontera, me dijeron que ya me la habían herrado y le pregunté si le habían puesto vidrias, cosa que no hicieron y me fastidió bastante porque en nuestros paseos, para poder llegar al campo siempre tenemos que tomar caminos asfaltados incluso cuestas, las cuales son propensas a resbalones y caídas, si no se va preparado. Habiendo quedado para dar un paseo el viernes, la metí en el picadero y le estuve dando unos 18 minutos de cuerda a trote para que se relajara y no le vi nada de particular pero al salir de la cuadra, que ya pisamos suelo, dio como un pequeño traspié con la mano izquierda, doblándosele un poco, no sé si fue por lo de las vidrias, o simplemente, pisó mal. Seguimos a delante y notaba que no iba andando bien, alarmada porque ya notaba que de vez en cuando cojeaba, le miramos la mano y le vimos que con la herradura de la derecha, se estaba haciendo una herida, al parecer le dolía la izquierda y la ponía de tal forma para caminar, que la otra le rozaba haciéndole daño. Nos dimos la vuelta y mi segunda preocupación fue, que íbamos tres y con la cojera y todo, se puso en cabeza y no eran capaces de acercarse a nosotros, cuando intentaba pararla para esperarlos, lo hacía pero no se quedaba quieta. Antes que los otros llegaran, ya salía ella a todo gas. Resulta que cuando iba a Vejer para montarla, me obsesionaron con que no le tirara de la boca y claro si intento pararla y no lo consigo, pues a ver que hago si no es tirando de las riendas, cosa que he comprobado que desde luego no le gusta nada porque la veo que se altera. Así que llegue a la cuadra con dos preocupaciones, el daño que se hubiese hecho y si el que no le consiguiera aflojar el ritmo, era circunstancial, ya que estaría deseando llegar a la cuadra por el dolor de la mano, o porque se me está revelando e intentando llevar ella el control. Después le compré un antinflamatorio y parece que ahora no cojea. Ya he avisado para que me la hierren de nuevo y también al veterinario para que aprovechemos el viaje cuando venga a visitar a Amoroso y la vea a ella. En fin, una primera contrariedad.

4/9/08

Paseo a los Molinos







Estaba bastante complicada revisando papeles, cuando me entró un mensaje en el móvil: ¿vamos a los molinos? Mi contestación, fue rápida: sí, di carpetazo y a correr porque sabía que esta ruta nos llevaría alrededor de las 4 horas, como así fue. Para que no se nos hiciera tarde, solo le di 10 minutos de picadero y a continuación a la calle. En una ocasión que me fui a montar en Vejer le rocé un poco con el estribo y dio un respingo porque está muy avispada, así que como no me fío todavía hasta que se vaya acostumbrando a mí, pido a cualquiera que esté cerca, que me la sujete mientras me subo, cosa que para ser bastante más alta que Amoroso, no se me da mal, siempre buscando un poco de pendiente y poniéndola a ella abajo, así gano yo unos centímetros. Bueno, pues nos pusimos en camino JuanMa y yo. Al principio, sea porque yo le tengo mucho respeto, sea porque ella no me conoce ni a mí ni al entorno, iba un poco desconfiada y yo más, pensando que teníamos que pasar por el puente sobre el río y que a Amoroso, le sigue dando tanto miedo todavía, sin saber como iba a reaccionar ella porque era la primera vez que lo pasaba. No sé si los miedos eran míos o suyos porque después de pasarlo y tener que bajar del asfalto a terreno de campo, me hizo un intento de rechazo, el cual no le permití y a continuación, pasamos casi debajo de un puente que cuando pasan los coches hacen un ruido tremendo y a muchos caballos les da miedo y también se alteró un poco. Seguimos nuestra ruta, cada vez adentrándonos más en el campo y me fui relajando y a su vez ella. Fue muy bien, incluso cuando tuvo que subir algo de monte, lo hizo de envidia porque siguió al paso metiendo riñones, nada de trote como hacen otros. Nunca me he encontrado con tantas vacas en la cañada. Por lo que imaginé, le abrieron el portón para que bajaran a beber y me volví a preocupar porque tampoco sabía como iba a reaccionar cuando pasara a su lado pero lo que se me ocurrió, es ponerme a dar voces y ellas se apartaban al oírme, JuanMa se animó y me acompañó en el voceo, entonces noté como si ella se encontrara segura. Seguimos nuestro camino hasta llegar a un río donde hace dos años me he dado algunos baños, el agua estaba muy bonita y transparente, se veían las piedras y peces pequeños. La metí dentro porque antes que yo la comprara, le llamaban rompeolas y cuando pregunté porqué, me dijeron con risas que ya me enteraré. Así que sospecho que le debe de gustar el agua, como a los gatos y aprovechando el momento y que estaba tranquilita, fui entrándola poco a poco y ella, acabó lavándose los cascos tan pancha.



Llegamos a los antiguos molinos en aproximadamente dos horas, muy bien y animada porque según iba pasando el tiempo, parecía que nos compenetrábamos más.
Yo iba cogiendo confianza en ella y creo que ella en mí. Allí nos bajamos, bebí agua que viene de un manantial pero que como pasa por una goma, salían junto con ella, unas partículas negras que serian de la misma, a JuanMa le daban asco pero yo tenía tanta sed, que no importó. Tomamos unas fotos. Para entonces ya bastante relajada. Después de unos minutos de descanso nos dimo la vuelta y en esta, tardamos hora y media, o sea que como ya no nos parábamos a ver esto y lo otro y Calandria llevaba un buen paso, no sé lo quise cortar y le aflojé la rienda, cosa que hizo que Pirata, se tuviese que emplear a fondo para no quedarse atrás. El paseo resultó, precios, agradable y muy relajante. Me encanta la yegua. Ojalá que no me lleve ningún disgusto y que sea como parece que es, noble y buena.






2/9/08

Y hoy, las dos solas




Pues todavía no sé si estoy loca, o he hecho lo que debía pero cuando llegué a la cuadra, no había nadie con intención de montar, así que pensé que como empezara dependiendo con los demás, estaba lista y que si la yegua, que viene recién aprendida sus lecciones, la dejo en el box unos días ociosa, después no iba haber quien pudiera con ella, así que echándole más valor del que tengo, la metí a darle un poquito de picadero y luego arriba. Me animó Paco a que diera un pequeño paseo en la calle pero una vez en ella, recurrí a mi viejo truco de cantar para espantar el miedo y para que la yegua creyera que voy contenta y despreocupada y con esa tiré “palante” tanto que me di la vuelta completa al circuito. Le canté la sevillana de “La herencia” de Rafael del Estad, por lo menos 20 veces, hasta que vi venir a un ciclista que era mi amigo Rafael, el cual se paró para saludarme y ver a la yegua porque no la conocía, por cierto que le ha encantado y él entiende algo de caballos porque en su casa los ha habido. Me hizo esta foto para tener un recuerdo del primer día que salimos solas y llegamos a la cuadra sanas y salvas.
En esa otra foto, están los dos entretenidos con las gallinas.

Lo hicimos, lo hicimos


Llegué a la cuadra con intención de dar un poco de picadero a la yegua y después, según como estuviese el ánimo, dar unas vueltecitas allí pero... estaba JuanMa, al cual no montaba hace tiempo. Solo había ido con intención de bañar al caballo pero al enterarse de la noticia de que Calandria ya estaba de vuelta, me dijo que si quería que diéramos una vuelta al circuito, a lo que yo de inmediato le dije que sí. Así que le di unos 13 o 14 minutos de picadero a su aire pero con la montura puesta y después arriba. Ya los dos montados, le pedí a JuanMa que entrara conmigo en el picadero y diéramos juntos unas vueltas para hacernos con la situación y viendo que todo iba bien, derechos a la calle. Nada más salir, se puso en cabeza y solo la tenía que abrigar para que anduviese a un buen paso. Pirata es un caballo bastante rápido que cuando salgo con Amoroso, siempre nos deja atrás y nos tienen que estar esperando, sin embargo, no conseguía llevar el ritmo de Calandria. Iba atenta y mirando a todos lados porque el sitio es desconocido para ella. El camino lo hice con bastante tensión sin saber porqué, a pesar que el domador me ha dicho que es muy buena, noble y que no se asusta fácilmente pero no me pude relajar, eso no sé puede remediar, el miedo es libre y yo le tengo mucho respeto. Nos pasaron algunos coches bicicletas y algunos corriendo pero ella no se movió aunque por supuesto que miraba con atención. Llegamos a la cuadra bien y por primera vez la bañé. Tampoco hizo nada extraño y eso me tranquilizó todavía más. Así que una vez secada, a su box a cenar, dormir y yo a mi casa satisfecha, aunque todavía no convencida.

1/9/08

Ya estamos en casa





El domingo, mí hermano Miguel y yo, enganchamos el van y nos fuimos a Vejer de la Frontera a recoger a Calandria. El camino de ida, como íbamos de vacío y era una hora buena, cogimos por una carretera que nos ahorrábamos 31 Km pero que es estrecha y con muchas curvas aunque llegamos muy bien y a la hora prevista. Cuando llegamos a la cuadra, habían estado descargando alpacas de paja y había mucha esparcida por el suelo. Yo no sabía que los coches patinaban sobre ella y casi me cargo el embrague. Empezó a echar humo y lo dejé hasta que llegó Antonio que me dijo que no debía haber entrado hasta allí ( cosa que hice porque mi hermano me lo dijo ya que mi primera idea era hacer la maniobra en la calle y no entrar) pero como él tiene experiencia en estas cosas, lo sacó bien. Subimos a Calandria con alguna dificultad pero bien porque él tuvo toda la paciencia del mundo y esperó que la yegua se le pasara la desconfianza y el miedo y entrara sin tener que forzarla mucho. Con ella cargada y una vez liquidado lo que tenía pendiente, nos pusimos en camino. La bajada me resultó más fácil que la subida, que en realidad, no fue tan complicada como yo me temía, será porque las cosas, una vez metidas en ellas, parecen distintas y se pueden afrontar mejor, o por el efecto de la pastillita que me había tomado para relajarme. Lo hice muy despacito y poniendo mucha atención a las curvas tan empinadas y pronunciadas. Una vez abajo en la Barca de Vejer, respiré tranquila y cogimos el camino de vuelta que tenía pensado, el cual resultó estupendo porque tras unos 30 Kms, de carretera muy ancha y nueva, tomamos la autovía que nos llevó a Los Barrios. Ya en la cuadra pedí ayuda a Paco para bajarla y este lo hizo en un momento y por supuesto sin contemplaciones de ningún tipo. La agarró por el cabezal y le dio varios tirones y unas cuantas voces y el pobre animal, salió dando marcha atrás temblando, enseguida se la quité y la tuve un rato acariciándola y hablándole dulcemente para que se calmara, cosa que hizo pronto. Así que la llevé al bebedero y directamente a su box, donde le esperaba la comida y su cama limpia. Solo nos quedaba el laberinto de tener que meter el van de nuevo en mi casa y por supuesto, mi hermano se encargo de empujar como pudo con mi poca ayuda y colocarlo donde yo quería, que es un sitio donde ya está preparado para ser enganchado dentro de unos días y hacer el mismo viaje con Amoroso, cosa que dejarlo allí, me va a costar muchísimo pero que no tengo más remedio que hacer, para intentar averiguar que le pasa y porqué tropieza y se cae de rodillas.